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Oriente Medio
4 de enero de 2007
El nuevo año no promete un futuro mejor. Antes del último 12 de julio, cuando estalló el conflicto, gran parte de los cuatro millones de habitantes de esta nación situada al norte de Israel lograba por fin sacudirse el polvo de la guerra civil entre musulmanes y cristianos que diezmó al país entre 1975 y 1990.
En los años de recuperación de esa guerra, el turismo y el comercio se reactivaron, las fuerzas de ocupación sirias se retiraron (después del asesinato del ex primer ministro sirio Rafiq Hariri el 14 de febrero de 2005) y un Líbano unido parecía por fin posible.
Pero todo esto cambió radicalmente con el conflicto entre Israel y Hezbolá tras la represión israelí a los palestinos y las incursiones en Líbano. Este hecho provocó una incursión de Hezbolá el 12 de julio en la que capturó a dos soldados israelíes y mató a otros tres cerca de la frontera israelo-libanesa. El ataque provocó una respuesta devastadora de las fuerzas armadas de Israel.
Menos de 24 horas después de la captura de los soldados, las fuerzas israelíes bombardearon el aeropuerto internacional Rafik Hariri de Beirut, impusieron un bloqueo aéreo y naval a Líbano, y comenzaron bombardeos aéreos masivos en gran parte del país. Israel contó con el apoyo diplomático de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Para cuando se implementó un cese del fuego logrado con la mediación de la ONU, el 14 de agosto, habían muerto 1.200 civiles libaneses y otros 4.500 habían resultado heridos. Del lado israelí, murieron 43 civiles y otros 1.300 resultaron heridos. Más de un millón de libaneses fueron desplazados de sus hogares.
Además, gran parte de la infraestructura civil de Líbano fue destruida. Este fue el destino de 70 puentes, 94 rutas y caminos, 20 estaciones de gas y combustible, 350 escuelas, los principales puertos, centrales eléctricas, fábricas de alimentos, represas, iglesias, mezquitas, hospitales, ambulancias y una base de la ONU. Unas 15.000 viviendas de civiles fueron destruidas. El costo estimado de la infraestructura inutilizada supera los 15.000 millones de dólares, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
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