El teniente general retirado, Paul Alberto Navone fue hallado muerto en un hotel de la provincia argentina de Córdoba. El deceso se produjo pocas horas antes de que tuviera que declarar en el juzgado federal de Paraná, imputado por la sustracción y sustitución de una pareja de mellizos nacidos en 1978 en el Hospital Militar y cuyos padres se encuentran aún en calidad de desaparecidos.

En el juzgado de Paraná la muerte de Navone no dejó de sorprender, porque en sus últimas horas de vida estuvo reunido con sus abogados preparando la defensa para el día siguiente. Además, consideran extraño que alguien con ideas suicidas, prepare un certificado médico para evitar su detención por sus problemas de diabetes.

El 10 de diciembre pasado, el prefecto Héctor Febres, quien también era juzgado por el robo de niños durante la dictadura, murió por ingesta de cianuro. La jueza del caso descartó la posibilidad de un suicidio. En el 2003 y 2004 hubo otros dos casos de militares muertos o heridos en supuestos suicidios. Con todos estos antecedentes, crece la suspicacia que ciertos sectores de la represión de la dictadura de 1976 a 1983, quieren evitar que ex represores declaren ante los jueces.